La verdad de las situaciones de la vida es que realmente las personas no desean conocer a nadie tal cual es.
Esas cosas que piensa son las que realmente lo hacen a uno, pero nadie se pregunta por esas cosas, y cuando se llegan a escapar como un suspiro de los labios el entorno se extraña.
Creo, que la verdad es eso que uno se guarda. Puedo desear que se vaya alguien, pero me calmo, tolero y callo porque eso es lo que debo hacer, eso es lo socialmente aceptable.
Las sonrisas, los “gracias” y los “de nada” son realmente un molde. Todos podemos meternos al molde de chocolates y sonreír y agradecer y ser humildes. Practicar la humildad no es lo mismo que ser humilde. Así mismo es con lo demás. Ser practicar el respeto no es lo mismo que ser respetuoso, en vez de eso, si no soy en esencia respetuoso puedo ser mojigato, como se dice en el buen chileno.
Practicar la sinceridad no es lo mismo que ser sincero… pero para ser menos rígida y darle (y darme) al pobre ciudadano de este planeta la oportunidad de no ser más que una bolsa contenedora de carne y huesos, creo que podemos ser sinceros en potencia y así mismo con lo demás. Humildes en potencia, respetuosos en potencia. Y todo esto para ser más exacta y no armar malos entendidos hablando de la esencia misma de la personalidad de cada persona y los valores integrados.
También aclaro que soy una potencialmente humilde mortal con ensañes hacia ciertos temas y que hoy, especialmente hoy a sido un dia negro. Hablo desde mi herida, mi reproche y mi mas profunda y subjetivamente objetiva opinión (¿o debería ser objetivamente subjetiva?)
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